A la vieja asistencia de muñecos
llegó el pobre Pintuccio malherido
porque un contribuyente enfurecido
se lo encontró en la calle y lo atacó
Llegó con su nariz hecha pedazos
y una pierna podrida y astillada,
producto de la mugre de la cuadra,
que el médico de guardia no atendió.
A un viejo cirujano
llamaron con urgencia
estaba de asamblea
casi ni lo miró.
Pero dijo a los otros
muñecos internados
todo esto será en vano,
le falta el corazón.
El hecho es que Pintuccio
estaba grave
y su mitomanía allí seguía
y el viejo cirujano
no sabía a quien pedir
prestado un cedulón.
Entonces vino el hada Pescectora
y viendo que Pintuccio se moría,
le puso un tarifazo de fantasía
Y Pintuccio sonriendo aumentó.
Y Pintuccio sonriendo NOS GARCÓ...
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